Imagínate que vas conduciendo, tienes prisa para llegar a tu destino y el semáforo se pone ámbar ¿Qué haces?, vivimos en una época en la que la mayoría de nosotros pensaremos: “Corre que se va poner rojo” y apretaremos el acelerador.
Esta situación, llevada al mundo empresarial, donde la velocidad empieza a ser una adicción, convierte las señales de alerta en símbolos para acelerar.(*)
Fijémonos en ejemplos recientes como Vueling el pasado verano o Samsung con el Galaxy Note 7, el primero por la urgencia de los resultados a corto y el segundo por la obsesión dejar atrás a sus competidores, conscientes todos ellos de la existencia de más de una luz ámbar, decidieron apretar el acelerador. Los resultados todos los conocemos.
Es verdad que no siempre tiene que ser así, y muchas veces acelerar en muchos casos ayuda a superar obstáculos, pero siempre después del ámbar viene el rojo y saltarlo siempre tiene riesgo.
Doy por supuesto que hoy en día la velocidad es un elemento esencial a tener en cuenta en la gestión empresarial y que el rápido se come al lento, pero no por ello deberemos olvidar las señales de alerta que nos vamos encontrando en el camino, porque la reflexión no es incompatible con la acción.
En definitiva , no arriesguemos más de lo que podríamos asumir en caso de pérdida.
Salvador de Tudela Edo www.hedron.es
(*) “Business Think”. Dave Marcum, Steve Smith y Mahan Khalsa
Reflexión muy acertada y conveniente. De la velocidad se hace virtud, cuanda ha de imperar la reflexión en la toma decisiones, en todos los ámbitos de la vida
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Gracias Manuel. Un abrazo
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Buena reflexión Salvador. No nos pagan para correr, nos pagan para acertar (al mayor ritmo posible porque nadie está parado!). un abrazo
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🙂
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Muy acertada tu reflexión! Como en todo…… hay que estar muy atento antes de tomar una decisión, eso implica desacelerar para luego arrancar con fuerza. Un abrazo
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Gracias Blanca!
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